Declaración de principios

DECLARACION DE PRINCIPIOS
DEL
FRENTE PARA LA VICTORIA

Argentina, convicción y capacidad para construir un nuevo país
La crisis ha sido el rostro de nuestro país durante las ultimas décadas. Crisis económica, social, institucional, política y cultural. Sin reglas de juego claras y justas en lo económico y en lo social, donde lo único permanente es el beneficio creciente de los sectores mas concentrados de la economía. La profundización hasta limites intolerables de la brecha entre pobres y ricos y su consecuencia: La exclusión social, nos obliga a dirigir una mirada critica a quienes en el sistema democrático tenemos la responsabilidad en la dirección de los destinos de la Nación: los partidos políticos.
La falta de capacidad en la administración de la cosa publica implosionó el Estado y desquició la economía, y la adopción de modelos que – bajo la pátina de la modernización – cristalizaron el proceso iniciado en 1976.
Endeudamiento externo, desmantelamiento del sector productivo nacional, financierizacion del capital, a lo que se le sumo como dato inédito la venta del patrimonio nacional y desapoderamiento (perdida) de resortes estratégicos de la economía. Todo ello en una situación de corrupción estructural y decadencia cultural que fragmentó a la sociedad.
Individualismo, irresponsabilidad social y falta de solidaridad son los signos de la época. Se desarticula asi, la ligazón entre política y ciudadanía, relación imprescindible en los procesos de construcción de cambios y de progreso popular en democracia.
Hoy al promediar la ultima década los argentinos nos enfrentamos con los mismos problemas del siglo pasado: desocupación, hambre, miseria y marginalidad de abaten sobre la sociedad como herencia? (consecuencia) trágica de los noventa. Los partidos políticos sumidos en discusiones estériles y decadentes y eternas internas, son visualizados desde la ciudadanía como incapaces de generar un proyecto cultural y político de producción y trabajo argentinos cuyo diseño y ejecución constituye, sin lugar a dudas, la deuda pendiente de la democracia.
En este marco conceptual resulta inexcusable hacerse cargo desde la política de la necesidad vital de abordar un proceso de renovación, que dejando atrás un pasado que la mayoría de los argentinos quiere superar, permita la construcción de un nuevo espacio de gestión política e institucional en la República Argentina.
Recreación de ideas y conceptos, reformulación de métodos e instrumentos, renovación de la dirigencia y recambio generacional, constituyen los ejes básicos de un proceso fundacional de la política y las instituciones.
Recreación de ideas y conceptos que tiene que ver con la obligación de repensar el país en función del presente, del futuro y del mundo que nos circunda sin renegar de nuestra historia y sin perder de vista los objetivos nacionales, pero con la convicción de que las ideas sin actualizar dejan de ser tales y se convierten en dogmas.
Reformulación de instrumentos y métodos porque la actualización de ideas y conceptos requiere imaginar y diseñar nuevas herramientas que conciban la gestión del Estado como la administración estratégica del potencial nacional. Se torna imprescindible superar la antinomia Estado o Mercado que ha llevado al país -en forma maniquea- de un extremo al otro, sin advertir la interrelación estructural y funcional de ambos que desde una perspectiva nacional, popular y racional son la clave del desarrollo argentino.
Actualización de ideas, recreación de conceptos, diseños de nuevos instrumentos. Imaginar y llevar adelante la construcción de un nuevo país exige que las instituciones políticas renueven sus dirigencias y den respuesta a la natural necesidad de relevo generacional.
Capacidad de gestión y de administración de la cosa pública –Entendidas como una mejor calidad de vida de la gente- deben ser los rasgos distintivos de una nueva dirigencia. La incapacidad de los gobiernos nunca la pagan los políticos, sólo la sufren los ciudadanos. Sin embargo resulta insoslayable señalar que en democracia la responsabilidad de las instituciones políticas en la resolución de la crisis no es menos importante que la responsabilidad social a la hora de decidir quienes deben conducir el país. Ejercicio de memoria colectiva y decisión ciudadana son requisitos fundacionales para la construcción de un proyecto nacional.
En síntesis, imaginar y construir un nuevo país requiere convicción y capacidad para unir los pedazos de una sociedad fragmentada y la voluntad de hacerlo, no desde un solo partido político, sino desde la conformación de un gran frente nacionalque nos devuelva convertida en Nación a una Argentina que no puede esperar más.

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